fue comprada por un lanista, un entrenador de gladiadores, que vio en ella una fuerza y un espíritu inquebrantables. Aunque al principio se mostró reacia, Valeria decidió enfrentar su destino con coraje. Su entrenamiento fue arduo y desafiante, pero poco a poco, su habilidad con la espada y su agilidad destacaron entre los demás.
La fama de Wild como gladiatrice comenzó a crecer, y su nombre resonaba en las calles de Roma. La joven luchaba no solo por su supervivencia, sino también por la libertad que anhelaba. Con cada combate
"La verdadera fuerza no reside en la espada o escudo, sino en el corazón que la empuña."